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Hay historias que nacen en susurros y otras que estallan como tambores. Todas tienen algo en común: la necesidad de ser escuchadas. En nuestras comunidades, durante generaciones, las voces de mujeres negras han sido silenciadas o reducidas a estereotipos. Hoy, más que nunca, necesitamos contarlas con nuestra propia verdad.
Narrar no es solo recordar; es reclamar nuestro lugar en la historia. Cada vez que una mujer negra cuenta su vivencia —sea de lucha, de alegría, de migración, de amor propio o de arte— abre un camino para que otras lo transiten con menos miedo.
En Voces Negras, queremos que cada episodio sea una ventana abierta a realidades diversas. No todas las experiencias son iguales, pero todas están unidas por un hilo de resistencia, belleza y dignidad.
Cuando nos escuchamos, sanamos. Cuando nos contamos, nos fortalecemos. Y cuando compartimos, construimos puentes que otras pueden cruzar.